• Un diccionario de Bustarviejo...ya era hora: - Queremos conservar y enriquecer las palabras (jo maja, jiscar, tontuna) y los dichos (hay que joderse con la cargaleña), tí­picos de Bustarviejo. Como veréis, tenemos varias secciones en las que participar. Escribe a Palleta@bustarnuevo.es y cuéntale tu palabra, dicho, etc.

    Esto va a ser esto, maja.

    Expresiones y palabras, propios de nuestro lenguaje cotidiano. Aquellos dichos que tan sólo hemos oído en boca de los serranos norteños. Algunos son de una contundencia que no necesita explicación y otros de una sobriedad que, como no se explique su significado, va del ala el que lo escuche.

    JISCAR: Palabra breve pero controvertida. Hay quienes afirman que jiscar es “cuando nieva pero no nieva, sino que cae caspa del cielo”. Otros aseguran que es ese tipo de lluvia que cuando miras a la ventana te dices “bueno, pues parece que ya no cae”, pero sales a la calle y te mojas de arriba a abajo. Algunos opinan que se trata de aguanieve, pero que no es ni agua ni nieve “sino bolillas frías que se deshacen antes de llegar al suelo”. También se dice de cuando llueve puntiagudo y racheado pero… ¿en qué dirección?. Vamos, que jiscar no es llover: llover es otra cosa. Jiscar no es nevar: nevar es otra cosa. Jiscar tampoco es aguanieve: el aguanieve es otra cosa. Jiscar es jiscar. Esa es una gran verdad que conoce todo el mundo.


    AJISCAR: Indudablemente, somos un pueblo amante de las filigranas gramaticales. A la controversia con respecto a la palabra JISCAR, se suma la voz de algunos vecinos que aseguran que JISCAR es en realidad AJISCAR, y AJISCAR significa, literalmente, granizar.

    ANOCHE ME PISÓ LA BORRICA: Esta borrica de la que se habla ilustra lo que de toda la vida se ha entendido como agarrar una cogorza de campeonato. De esas de pedirle el domingo por la mañana una coca-cola light a Luci, la dueña de La Taberna y mirar a todo el mundo como si fueramos invidentes. Dependiendo del tamaño de la juerga serrana, la borrica nos puede pisar con dos o con las cuatro patas. Si el dichoso animal nos ha pisado de ese modo –con sus cuatro patas- lo mejor es no dejarse ver hasta el lunes y tomar la coca-cola light en casa.

    HAY QUE JODERSE CON LA CARGALEÑA: La paciencia tiene un límite, y el hecho de cargar con la leña de un lado a otro sin sentido, lo demuestra. Hay un momento en el que fastidia profundamente que los amigos no sean puntuales, o que por enésima vez, volvamos a perder las gafas. Naturalmente, esta expresión se adecua no sólo a estos contratiempos cotidianos, sino también a otros de mayor gravedad. Porque ¡hay que joderse con la cargaleña! (pero mucho) con todo lo que van a construir en la sierra, con los polideportivos que se caen, con el ruido de los aviones, con los pagos que el alcalde retrasa, retrasa, retrasa…. ¡Como para partirse la espalda!

    HACE UN AIRE QUE TUMBA LAS PERAS: Se recomienda utilizar esta expresión con prudencia, ya que puede conducir a equívocos. A ninguno se nos escapa que hay personas desalmadas que a los senos femeninos los llaman peras. No, no es este el caso ya que, por muy opulenta que pueda llegar a ser una dama serrana, es físicamente imposible que el aire le tumbe los pechos del cuerpo. Centrémonos pues, y seamos serios. Nuestro clima ventoso puede llegar a ponerse tan vivo que arranque las peras
    –frutos del peral- de la rama que los sustenta. Teniendo en cuenta que algunas peras de nuestro pueblo alcanzan un tamaño extraordinario, calcúlese la fuerza del viento que sea capaz de tirarlas al suelo. Así pues, desde aquí recomendamos alejarse de este tipo de frutales cuando el viento arrecie. O bueno, hagan lo que quieran, pero advertidos quedan.

    PA CHASCO TÚ: Tras arduas investigaciones no hemos encontrado la coma en esta frase, lo que la rodea de un indudable halo de misterio. ¿Es nuestro interlocutor quien personifica el chasco o le estamos haciendo cómplice del objeto que nos ha chasqueado a nosotros?. Fíjense Uds. porque la cosa cambia mucho: la frase puede ser un reproche o una confidencia. Para que luego digan que los serranos no tenemos vida interior. Esta frase demuestra que podemos ser tan intensos y misteriosos como una película sueca de los años cincuenta.

    TONTUNA: Mucho más contundente que “tontería” -y muchísimo más difícil de rimar para hacer versos- esta palabra surge de la unión entre otras dos: “tonto” y “una”, con lo cual, sentimos decir que se trata de una palabra hermafrodita, esto es, de género masculino y femenino por partes iguales. Lo sentimos, más que nada, a causa de los defensores de esa nefanda costumbre de añadir una arroba a todas las palabras posibles para que sirvan igual como referente de la carne o del pescado. Miren Uds., digan lo que digan, no es lo mismo “tontun@” que “tontuna”. ¡Vamos por Dios, no sean ordinarios, y si tienen ganas de patear algo, pateen a las fuerzas vivas, pero dejen tranquilo al idioma!.

    ¿QUÉ HACES ÁHI?: Obsérvese la inhabitual acentuación de la palabra final en esta frase. Tal singularidad dota al conjunto de una fuerza psicológica que empuja al preguntado a contestar de forma rápida, aunque a veces, irreflexiva. Sin embargo, el vivo ingenio de las gentes de nuestro pueblo, ha creado una respuesta igualmente impactante y verdaderamente gráfica, que suele dejar satisfecho al que pregunta. Esta frase es: “Ya ves”... Con esto, la conversación llega a su fin, dejando plenamente complacidos a ambos interlocutores.

    BORRIQUERÍA: Se denomina así la acción que, una vez realizada, es tal el tamaño de su desmesura, que los autores de la misma se asemejan más a borricos que a personas. Un ejemplo muy habitual de la aplicación práctica de esta frase es: ayer bebí una borriquería. Se trata de un grado superior de malestar que el de aquellos a los que pisa la borrica con las cuatro patas, ya que llegan a identificarse plenamente con tan hermoso, aunque intransigente animal. En los bebedores habituales, la situación borriquera puede devenir en un peculiar Síndrome de Estocolmo.

    CASTITA: Apelativo cariñoso que se aplica a las mozas de cualquier edad y condición, siempre y cuando quien la pronuncie no lleve intenciones de darle un doble sentido a la, un tanto, vetusta expresión. Así pues, en su más noble sentido, vendría a ser lo mismo que llamar a dicha moza: alhaja, prenda, o santa.

    TURRUNTERA: Llámase a sí a lo que en otros lugares siempre se ha llamado torrentera. Interrogados un número significativo de vecinos, aseguran un cien por ciento de ellos que los equivocados son los de fuera. Claramente, la palabra turrruntera señala el ruido que hace el pantalón de pana al rozar contra la arena, las chinas y los matorrales de la turruntera cuando se la desciende como se ha hecho durante toda la vida: de culo y a lo bestia. A los hechos me remito: ¡¡turrún, turrún, turruuuuún, turrún, turrún... turruuuuún... teraaa!!

    PALO FUMEQUE: Cuando las varas de San Andrés se secan, córtense en porciones de una medida semejante a las de un puro habano, enciéndase uno de sus extremos y comiéncese a succionar por el otro el humo resultante de la combustión. ¿Asqueroso? Puede ser, pero de niños, no había tarde en la que no cayera un purito....


    JERSÉ: Prenda de abrigo parecida el jersey, pero de un nudo mucho más prieto y grueso que éste. Normalmente está tejido en color verde oscuro o marrón sufrido. Poniéndole coderas a su debido tiempo, puede durar toda una vida.
    BURRIQUETA: También llamada, en otros lugares, borriqueta. Mal llamada, deberíamos decir, porque parecerse, lo que se dice parecerse, una burriqueta se parece a un burro, con sus cuatro patas y su cola y no a un borro, que es un cordero que pasa del año, pero que no llega a dos, y por lo tanto, incapaz de sujetar una tabla de madera sobre sus lomos. Esto da una medida de la sabiduría animal de nuestro singular pueblo.

    1 Comments:

    At 7:27 p. m., Blogger Juez Comarcal dijo...

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